Alba estaba sentada en la puerta de su casa observando el lindo firmamento nocturno con sus padres. De repente se encontró con una bonita, blanca y redonda cara que la miraba desde lo alto del cielo.
¡Mira mamá!-gritó - ¡La Luna tiene cara!
¡Mira mamá!-gritó - ¡La Luna tiene cara!
Si, y además (sabiendo los padres el lado detectivesco que tiene su hija) tiene un secreto que sólo podrás adivinar si la sigues mirando siempre que esté en el cielo.
Y como Alba es una niña muy perspicaz, se propuso averiguar cuál era ese secreto.
Así, día tras día, Alba se puso a observar la luna y a buscarla en el firmamento y cuando la encontraba la miraba tratando de encontrar el secreto que escondía.
Pero no consiguió averiguar el secreto que escondía hasta que un día en el mercado del pueblo, este que montan en la plaza del Ayuntamiento, su madre pagó la compra con unas brillantes monedas en las que Alba vio claramente la cara y la cruz de estas.
¡Mamá, mamá!-gritó- déjame una moneda. Y tras recoger la bolsa y pagar la compra, su madre le dejó una moneda que Alba empezó a hacer girar sujetándola por el canto.
¡Ya lo sé mamá!, ¡Ya sé cuál es el secreto de la Luna!-exclamó mientras caminaban por el mercado- ¡Siempre vemos la Cara de la Luna, pero nunca vemos su Cruz!
Efectivamente - le dijo la madre - las manchas que has estado observando en la Luna son siempre las mismas y a la cruz de la Luna, como tú la has llamado, se le conoce como la Cara Oscura de la Luna y la que siempre vemos, la Cara Visible de la Luna.
Entonces la madre de Alba le presentó un nuevo reto: ¿Me podrías decir porque siempre vemos la misma Cara de la Luna?
Vamos a ayudar a Alba entre todos y vamos a explicarle porqué desde la Tierra sólo vemos una Cara de la Luna.



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